domingo, 16 de agosto de 2015

Escultura Surrealista


Casi todos los pintores surrealistas hicieron alguna escultura como el polifacético Ernst que realizó obras en yeso o bronce como Edipo rey (1934), Espárragos lunares (1935) y Miró que combinaba cuerda, alambres y chapas de metal (Pájaro lunar, 1968).
Los más importantes escultores fueron:

Jean Arp (1887-1966), tras su etapa Dada donde había hecho relieves coloreados, pasó al Surrealismo realizando, en piedra y bronce, composiciones exentas con formas ovaladas o curvas como en Concreción humana. Evolucionó posteriormente hacia la abstracción geométrica.

El suizo Albert Giacometti (1901-1966) tras unos inicios cubistas tuvo una etapa surrealista de 1930 a 1934, en que se separó del movimiento. Preocupado por la figura humana, sus esculturas eran de poca masa, «una especie de esqueletos en el espacio» según su definición, de yeso, madera o metales. Destacan La mujer degollada (1932) y Objeto invisible (1934), una melancólica figura femenina. Sin embargo su obra más conocida pertenece al Expresionismo y es posterior a la Segunda Guerra Mundial, con sus figuras alargadas y consumidas, aisladas o en grupo, que expresan la soledad del hombre contemporáneo, como Hombre que zozobra (1950).


El español Alberto Sánchez (1895-1962) realizó unas originales y estilizadas figuras con huecos sugerentes, cargadas de poesía como El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella (1937). Tras la guerra civil se exilió en la URSS donde murió.

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