El cubismo es considerado la
primera vanguardia, ya que rompe con el último estatuto renacentista vigente a
principios del siglo XX, la perspectiva. En los cuadros cubistas, desaparece la
perspectiva tradicional. Trata las formas de la naturaleza por medio de figuras
geométricas, fragmentando líneas y superficies. Se adopta así la llamada
«perspectiva múltiple»: se representan todas las partes de un objeto en un
mismo plano. La representación del mundo pasaba a no tener ningún compromiso
con la apariencia de las cosas desde un punto de vista determinado, sino con lo
que se sabe de ellas. Por eso aparecían al mismo tiempo y en el mismo plano
vistas diversas del objeto: por ejemplo, se representa de frente y de perfil;
en un rostro humano, la nariz está de perfil y el ojo de frente; una botella
aparece en su corte vertical y su corte horizontal. Ya no existe un punto de
vista único. No hay sensación de profundidad. Los detalles se suprimen, y a
veces acaba representando el objeto por un solo aspecto, como ocurre con los
violines, insinuados sólo por la presencia de la cola del mismo.
A pesar de ser pintura de
vanguardia los géneros que se pintan no son nuevos, y entre ellos se encuentran
sobre todo bodegones, paisajes y retratos.
Se eliminan los colores
sugerentes que tan típicos eran del impresionismo o el fovismo. En lugar de
ello, utiliza como tonos pictóricos apagados los grises, verdes y marrones. El
monocromatismo predominó en la primera época del cubismo, posteriormente se
abrió más la paleta.
Con todas estas innovaciones, el
arte acepta su condición de arte, y permite que esta condición se vea en la
obra, es decir es parte intrínseca de la misma. El cuadro cobra autonomía como
objeto con independencia de lo que representa, por ello se llega con el tiempo
a pegar o clavar a la tela todo tipo de objetos hasta formar collages.
La obra resultante es de difícil
comprensión al no tener un referente naturalista inmediato, y ello explica que
fuera el primero de los movimientos artísticos que necesitó una exégesis por
parte de la "crítica", llegando a considerarse el discurso escrito
tan importante como la misma práctica artística. De ahí en adelante, todos los
movimientos artísticos de vanguardia vinieron acompañados de textos críticos
que los explicaban.
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