La sanguina es una técnica
pictórica basada en una variedad de óxido férrico llamada hematites,que se
presenta bajo la forma de polvo, barra o placa. Puede tener distintas tonalidades,
todas ellas en la gama del rojo -de ahí su nombre, ya que recuerda a la
sangre-, desde el rojo anaranjado hasta el rojo pardovioláceo. Llamada
antiguamente sinopia –por la ciudad turca de Sinope, de donde procedía la
hematites-, fue utilizada en principio para dibujos preparatorios del fresco:
el trazado de sanguina era aplicado directamente sobre el revestimiento del
muro que se iba a pintar. La sanguina se convirtió en técnica de dibujo
propiamente dicha a finales del siglo XIV: fue empleada entonces sobre un
soporte de papel, bien bajo su forma sólida –trazo dejado por la barra de
sanguina-, bien bajo su forma líquida –agua aplicada con el pincel-, y mezclada
a menudo con otras técnicas: plumilla, piedra negra o tiza blanca. Las
cualidades esenciales de este material son la luminosidad y el poder
ilusionista en el acabado de las encarnaciones, que hacen de esta técnica la
ideal para dos tipos de estudio: el retrato y el desnudo. La sanguina ha sido
utilizada por numerosos pintores, especialmente Leonardo, Miguel Ángel,
Pontormo, Claude Lorrain, Charles Le Brun, Jean-Honoré Fragonard y los
impresionistas franceses –Manet, Renoir, Morisot, etc.
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